Halloween la colonización cultural
El origen y la evolución de una celebración pagana que hoy es una poderosa arma de colonización cultural llamada Halloween
se repite cada año: cuando se acerca el 31 de octubre, surge la pregunta sobre si es correcto festejar Halloween o no. Es costumbre nuestro país, la fiesta del “truco o dulce” cada vez es más importante y más masiva, pero, por otro lado, están los que demuestran que la colonización cultural de los norteamericanos avanza cada vez más.
Pero si buscamos el origen de “Halloween” encontraremos que no nació en los estados unidos. Esta celebración tiene un origen, sin duda alguna es más escalofriantes de lo que crees, hace 3,000 años cuando en la antigua cultura Celta festejaban la “Samhain”, una celebración donde se adoraba dioses cada 31 de octubre y la cual tenía como objetivo ofrecer culto los muertos, que considerádos como seres que vivían en un estado de felicidad perfecta si experimentar hambre ni dolor, sino también llevar a cabo ciertos rituales invocando a los espíritus para que tuvieran la oportunidad de volver a la tierra.
A pesar de considerarse normal para ellos, a partir del año 1184 la iglesia a ver esta platica pagana creo lo que conocemos como la Santa Inquisición, estableciendo que todo aquél que practicara o participara en estas ceremonias oscuras serían acusados de herejes y serían quemados vivos en hogueras; resultando la famosa cacería de brujas.
La fiesta arribó en Estados Unidos a mitad del siglo XIX, cuando los emigrantes irlandeses trasladaron el ritual druida al otro lado del Atlántico.
La noche del 31 de octubre era costumbre, tradicionalmente, recorrer las calles del vecindario, de puerta en puerta, pidiendo comida para los dioses. La disyuntiva, Trato o Truco, ponía a los habitantes del inmueble asaltado contra la pared. O contribuían a la causa aportando sus ofrendas alimenticias o se atenían a las consecuencias.
Según la tradición celtas se vaciaba los nabos o calabaza adornada con sonrisa tenebrosas, y se colocaban una vela adentro, se comía el pan de muerto donde se le ponía un anillo, pidiendo los espíritus la llegada del amor, para el que no la tenía.
Esta festividad, que, con el paso del tiempo, acabó perdiendo su carácter ritual, ha ido calando en la celebración cristiana del Día de Todos los Santos. Fiesta oficial para llevar flores a la tumba de los difuntos. Un día familiar y nostálgico, de cementerios abarrotados y recuerdos dolorosos.
Por: Vanessa Jimenez
bien
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ResponderEliminarBuena
ResponderEliminarbien. gracias
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